MARCAS BLANCAS
Emprendo un camino ilusionante hacia el mundo de la publicidad, de la marca, del producto, del diseño, de la atracción, de la venta, del desarrollo, del cliente, del mercado, de la producción, y es que cuando hablamos de marketing es fácil quedarse corto en los calificativos. Esta disciplina engloba tantas realidades tangibles de nuestra vida cotidiana que concretar es farragoso. Desde que te levantas a desayunar hasta que te acuestas después de ver esa serie de televisión que tanto te gusta estás rodeado, implícicamente, de elementos relacionados con este gran espectro de actividades y técnicas.
Yendo a lo concreto y dejando atrás esta breve reseña a lo que es el Marketing, siempre he sentido curiosidad por estudiar un poco más en profundidad el fenómeno social y comercial de las marcas blancas o marcas de distribuidor.

Estos últimos años se ha producido un auge vertiginoso del consumo de productos cuya marca es la del comercializador del mismo pero, como todos sabemos, no es el comercializador el que produce todos esos productos. Son las mismas marcas conocidas y afianzadas las que producen y envasan para las cadenas de distribución. Aunque encontramos consumibles de marca blanca en muchos ámbitos comerciales (ropa, complementos, equipos deportivos, cosmética, nutrición, droguería...) este blog está enfocado a la base, a los productos de alimentación. Sería poco responsable por mi parte no mentar aquí al gran impulsor de la marca de distribuidor como es la cadena de supermercados Mercadona. Podremos achacarle a la crisis muchas cosas negativas pero también hemos aprendido otras muchas positivas y hemos instalado hábitos en nuestro día a día que, con suerte de que no se nos olviden, podremos mantener en un futuro más próspero.
Ahora somos consumidores más exigentes con la calidad/precio, si pagamos por algo unos céntimos más, exigimos que esos céntimos sean algo más que un nombre, algo más que una fama, algo más que una tradición, exigimos que esos céntimos se correspondan con la calidad del producto en sí mismo. Nos comportamos más racionalmente y nos tomamos nuestro tiempo en comparar varios productos similares antes de arrojar el que más nos haya convencido a la cesta de la compra.
No siendo mi ánimo aburrir al lector, siempre selectivo en las informaciones, entro a matar ya que el toro está manso. El boca a boca juega un papel crucial en el marketing de estos productos de marca blanca, las recomendaciones que nos hacemos unos a otros son su fuente de clientes. No juegan con el envase, ni la publicidad, ni los beneficios saludables que aportan a famosos de distintos ámbitos de la sociedad, ni las recomendaciones de "Institutos, Organizaciones, Colegios de Profesionales y demás entes subvencionados por las propias marcas que recomiendan". La marca blanca es eso, la pureza, la sinceridad, ves lo que hay, nada más, lo justo y necesario, sin engaños, sin adulterios, sin displicentes frases corporativas... Su mérito es convencer al consumidor mediante dos vías: calidad y precio.
A continuación adjunto una breve lista de algunos productos que he testado y recomiendo porque dan un resultado muy satisfactorio al cliente e invitan a repetir.
EROSKI
Queso rallado: Hotchland
Batidos: Puleva
Tomate natural y
espárragos: Carretilla
Conservas: Isabel
Galletas: Gullón
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ELCORTE
INGLÉS
Cerveza: Mahou Chocolate: Valor Jamón de york: Campofrío Queso en lonchas: García Vaquero
Galletas
Digestive: Gullón
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MERCADONA
Aceitunas: La Española Detergentes: Persan
Pizzas: Casa Tarradellas Queso en porciones:
Quesería Menorquina
Leche: Lactiber, Covap e Iparlat Helados: Alacant
Fuet: Casa Tarradellas Gel de ducha: Babaria
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